Santiago Pena, el último habitante de L’Estall

habitación abandonada con vistas al valle

Introducción

Hoy nos gustaría compartir con vosotras y vosotros la historia de Santiago Pena, el último habitante de L’Estall, uno de los numerosos pueblos que desaparecieron durante la segunda mitad del siglo XX en la provincia de Huesca. Entre 1974 y 2003, Santiago era la única persona que cualquier visitante ocasional se podía encontrar cuando pasaba por el pueblo. Empezaremos hablando un poquito sobre la sierra de Montsec de L’Estall.

El lugar y su historia

Montsec de L’Estall es una pequeña sierra que se encuentra en la comarca de la Ribagorza, en la ribera occidental del pantano de Canelles. Claro que, para comprender su historia, hemos de saber que el pantano es relativamente reciente. A principios del siglo pasado, en lugar del pantano había un río, el Noguera Ribagorzana. Los pueblos que estaban diseminados por la zona, dado el carácter abrupto y montañoso del territorio, estaban relativamente aislados y vivían de la tierra y del pastoreo. Era frecuente el comercio con las localidades catalanas de Àger y Balaguer, situadas en el otro lado del río.

La industrialización que había comenzado a finales de siglo XIX y el éxodo impuesto a muchas personas por la Guerra Civil aceleraron la pérdida de población de estos pequeños núcleos. La orografía del terreno dificultó la mejora de los accesos, que eran senderos estrechos y poco adecuados para los modernos vehículos a motor. Solo la resiliencia de sus habitantes permitió que los pueblos de Montsec de L’Estall se mantuvieran vivos.

La construcción de la presa

Sin embargo, entre 1958 y 1962 tuvo lugar un acontecimiento que sería la puntilla definitiva para los pueblos de la sierra: la construcción de la presa hidráulica de Canelles. El recrecimiento de las aguas del Noguera Ribagorzana anegó los caminos y puentes que comunicaban ambos lados del río, cortando las vías comerciales con la orilla catalana. De hecho, una anécdota que contaba Santiago muestra cómo la aparición del pantano pilló desprevenidas a las personas que vivían en la sierra. Un día por la mañana cruzó uno de los puentes, y al volver a casa, tuvo que escoger otra ruta porque se encontró que el puente ya no estaba allí.

A partir de este momento, la viabilidad de los pueblos se vio comprometida y, poco a poco, desaparecieron uno tras otro. Fet, Finestres, Montfalcó, Montgai… En 1974, se cerró la última casa de L’Estall y Santiago se instaló en el edificio que, en tiempos mejores, había sido el colegio del pueblo.

Santiago Pena

En este documental de TV3 (solo en català), Santiago Pena cuenta su historia y el estilo de vida que ha llevado desde que nació en enero de 1922. Pese a tener familiares y amigos en otros lugares, en 1974 decidió mantener la vida que conocía y se quedó a vivir en el pueblo, completamente solo. Sin electricidad ni agua corriente, Santiago pudo continuar viviendo allí gracias a la generosidad de las personas de los pueblos vecinos, que le visitaban regularmente. Con el tiempo, pasaría convertirse en una leyenda, en un icono de la resistencia contra la despoblación. El ayuntamiento de Viacamp-Litera, municipio al que pertenece el núcleo de L’Estall, contribuyó a que Santiago pudiera seguir en el pueblo instalando una placa fotovoltaica.

En 1996, la Diputación de Huesca concedió a Santiago Pena el galardón Félix de Azara en reconocimiento a su labor para preservar el patrimonio natural de su tierra, siendo la primera persona en recibirlo. En 2003, Santiago Pena fue trasladado a una residencia de personas mayores, donde pasaría los últimos años de su vida.

Situación actual

Hoy en día, todavía pueden visitarse las calles y las fachadas de los pueblos de Montsec de L’Estall, en un marcado estado de deterioro e invadidas por la vegetación. Se ha creado la marca Montsec de Aragón para dinamizar e incentivar el turismo en la sierra, cuyos atractivos principales son el Congost de Montrebei, la muralla china de Finestres y el refugio de Montfalcó.

Desde Fem Llitera, creemos que esta historia es un ejemplo de superación y una apuesta firme por el medio rural. También nos alerta sobre el futuro que podrían correr muchos de nuestros pueblos si nos quedamos de brazos cruzados. ¿Podemos esperar más, o es momento de actuar?

Fuentes

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